El aborto quirúrgico se realiza en un entorno médico controlado y sigue los siguientes pasos básicos:
Preparación:
Se lleva a cabo una evaluación médica para identificar posibles complicaciones o recomendaciones. A través de una ecografía se confirma la gestación y su tiempo.
Se administran medicamentos para dilatar o relajar el cuello uterino antes del procedimiento, con el objetivo de minimizar las molestias. Se proporcionan analgésicos para reducir el dolor durante el proceso.
Anestesia:
Se emplea anestesia local o sedación, según el caso y la evaluación médica realizada.
Procedimiento:
Se dilata el cuello del útero con dilatadores según las semanas de gestación.
Se introduce una cánula delgada en el útero a través del cuello uterino para realizar una aspiración y vaciar su contenido.
Atención postoperatoria:
Después de un aborto por aspiración, es fundamental seguir las recomendaciones médicas, como mantener reposo durante las primeras 24 horas, evitar sumergir el cuerpo en agua, no utilizar tampones o copa menstrual para la menstruación y abstenerse de tener relaciones sexuales con penetración hasta la consulta de seguimiento postoperatorio. Estas medidas contribuyen a minimizar los riesgos y garantizar una recuperación adecuada.
Posibles complicaciones del aborto quirúrgico por aspiración
Sangrado excesivo (hemorragia)
Es común experimentar sangrado vaginal después del aborto, similar a la menstruación. Sin embargo, en ocasiones el sangrado puede ser más intenso de lo esperado.
La ausencia de contracciones uterinas puede ser la causa en algunos casos.
Aunque poco frecuente, una hemorragia grave puede requerir atención médica.
Formación de coágulos sanguíneos
Existe la posibilidad de que se formen coágulos en el útero después del aborto, lo que puede ocasionar dolor y dificultar el vaciado adecuado del útero.
Esto puede resultar en un aumento del sangrado y la necesidad de tratamiento adicional.
Tejido o sangre retenida
En ocasiones, parte del tejido o sangre puede permanecer en el útero después del procedimiento, lo que puede provocar sangrado continuo o infección.
En caso de que esto suceda, puede ser necesario realizar un procedimiento adicional para eliminar el contenido retenido o recurrir a la medicación para facilitar su expulsión.
Infección
Existe el riesgo de desarrollar una infección uterina o pélvica si hay tejido o sangre retenida en el útero o si no se siguen las indicaciones médicas postoperatorias.
Los signos de infección incluyen fiebre, dolor abdominal intenso, secreción vaginal con mal olor o persistente, y un aumento en el sangrado.
Perforación uterina
En casos raros, los instrumentos utilizados durante el procedimiento pueden perforar accidentalmente la pared del útero, aunque es un riesgo muy bajo.
Lesión cervical
Durante la dilatación del cuello uterino para la inserción de la cánula de aspiración, existe la posibilidad de que se produzcan desgarros o lesiones cervicales.
Reacciones a la anestesia
El uso de anestesia local o sedación conlleva el riesgo de reacciones adversas a los medicamentos. Estas pueden variar desde leves, como náuseas, hasta más graves, como reacciones alérgicas.
Dolor y malestar
El procedimiento puede ocasionar calambres abdominales durante y después de la aspiración. Aunque el dolor suele ser leve a moderado y se puede controlar con medicamentos, algunas personas pueden experimentar molestias más intensas.
Factores de riesgo en aborto por aspiración
Algunos aspectos pueden aumentar la posibilidad de complicaciones en un aborto por aspiración, como por ejemplo:
- Embarazo en etapas avanzadas: A pesar de que este procedimiento se realiza principalmente en el primer trimestre, un embarazo más avanzado conlleva mayores riesgos.
- Condiciones de salud preexistentes: Problemas médicos como trastornos de coagulación, infecciones previas o enfermedades cardíacas pueden complicar el proceso.
Condiciones de salud preexistentes: Problemas médicos como trastornos de coagulación, infecciones previas o enfermedades cardíacas pueden complicar el proceso.
Todos nuestros pacientes son sometidos a un seguimiento médico riguroso de 2-3 semanas para garantizar que el procedimiento se haya completado con éxito. Además, se les proporciona un número de teléfono de urgencia y la medicación necesaria para el postoperatorio (antibióticos y analgésicos).